18 de mayo de 2012

LAS "FOREVER YOUNG"

En 1982 el grupo Alphaville revolucionaba el mundo musical con "Forever Young". Diez años después, Mel Gibson tras perder al amor de su vida, se ofrecía como conejillo de indias para un experimento secreto en la película "Eternamente Joven".  A estas alturas Linda Evans y Joan Collins ya les llevaban ventaja en su carrera por mantenerse eternamente jóvenes. En nuestro país, las pioneras Sara Montiel y Marujita Díaz hacían lo que podían (con peor fortuna) a base de posticería y litros de Titanlux facial. Pero ha sido en los últimos años cuando las "Forever Young" han dado un paso mas en su ridícula carrera contra el reloj biológico.

El tiempo de la cirugía estética pasó. La crisis ha atacado también duramente al negocio del corta y pega. En la actualidad, no hace falta pasar por un quirófano, sufrir y gastarse un dineral. Ahora basta y sobra con pasarse por una peluquería-franquicia de moda para un chapa y pintura, y después visitar tiendas de moda casual-cheap donde las jovencitas se mezclan con las maduras al ritmo de Pitbull.  Donde madres e hijas deciden qué comprar a medias. Donde los top sujetan por igual pechos turgentes que huevos fritos colgando de un clavo. Donde las camisas cubren brazos trabajados en gimnasio y alas de murciélago. Donde las minifaldas cubren el "oscuro objeto del deseo" y damos gracias por que cubran de oscuro el caduco objeto del deseo.

Un amigo me comentaba hace unos días que en la plantilla de su oficina empiezan a darse casos de epidemia de "Forever young". La portadora y foco origen de esta "pandemia" se pasea ya desde hace tiempo embutida en trajes juveniles, lo que la ha llevado a ganarse por mérito propio el mote de  "Bríni" ,ya que en muchas ocasiones la susodicha parece jugar a ser la reencarnación decrépita de "Britney Spears". Me comenta este amigo, que el intento de retroceder a la juventud de "Bríni"  va aumentando día a día. Las minifaldas ya no son un complemento aislado en su indumentaria, si no que se combinan con escotes imposibles, tops ajustadísimos y botas llamativas con tacones de vértigo. Esperan con ansiedad cada mañana su taconeo rítmico con el que ella misma anuncia su llegada, para ver cuantos años más ha rejuvenecido su indumentaria. No dudan en verla aparecer uno de estos días lamiendo un chupachup en actitud obscena, intentado emular la inocencia juvenil de la "Lolita" de Nabokov. Pero la naturaleza que es sabia parece resistirse a dejar que nadie intente manipular su reloj biológico, y la artificial juventud de Bríni se desmorona como un castillo de naipes cuando enciende un cigarrillo y fuma con pose de adolescente encantada de desobedecer deliberadamente las prohibición de sus progenitores. La tos flemática disparada desde unos pulmones castigados que asciende por una garganta gastada, delata a "Bríni". Es entonces cuando el falso brillo de la falsa "Brini" se apaga, y lo que ven realmente es, el patético intento de una mujer madura por querer seguir aferrándose a una juventud que perdió hace ya muchos años. Por que las "Forever Young" solo necesitan mantener fresca su fachada. El interior no importa. No se ve, no se puede tunear, entonces, por qué prestarlo atención?.
Otro amigo me relata un caso similar. En esta ocasión, la Lolita caduca  tontea descaradamente mostrando  una delantera comprimida en blusitas imposibles, cuyos botones rozan el limite de resistencia permitido, amenazando con saltarle las fundas de los dientes. No duda tampoco en sacar partido a sus minifaldas ,intentando emular en ocasiones la escena mas tórrida que ha protagonizado Sharon Stone en su carrera cinematográfica. Salvo que  la sensualidad y la gracilidad de la Stone, quedan en este caso sustituidas por un chirriar de carne fláccida al no tener sus muslos margen de maniobrabilidad. Lo dicho, señores, estamos ante una auténtica epidemia.

Pam Shaw, cantante de profesión, ha decidido a sus setenta años recién cumplidos, que es el momento ideal para perder su virginidad. Supongo que viendo ya la cercanía de su marcha hacia el mundo espiritual, quiere llevar algo de aire fresco entre sus piernas y no el rancio aroma del alcanfor. "Es el momento ideal. Pienso que ya estoy lista para entregarme al hombre adecuado" (suponemos que no se refiere al enterrador). De todas maneras mis expectativas no han bajado. Espero atrapar a un millonario alto, moreno y guapo" (tendrá que ser con red y tridente, como los gladiadores). Y como reclamo publicitario, Pam posa en el jardín de su casa enseñando muslamen, pechuga y luciendo una melena semipunk que para sí hubiese querido David Bowie en sus años de glamouroso éxito.




Dejemos de lado el hecho de querer desarrugar virgo a los 70, lo cual me parece muy loable porque para el sexo nunca debería haber una edad máxima. Pero es necesario lucir como un travestí de variedades?. Claro, que con setenta años, es cierto que hay que dar salida rápidamente a la mercancía, tampoco puede andarse la señora con invitaciones al cine o a un picnic en el parque, pero creo que este intento por lucir joven lo único que la vuelve es infinitamente ridícula.

Donde quedó la elegancia de las mujeres con aire de fatalidad?. Aquella imagen ha sido prostituida y reconvertida, pasada por la maquinaria de la modernidad dando como resultado una imagen deformada de lo que fue y nunca volverá.

Señoras maduras teñidas de colores que saltarían en pedazos las retinas de un daltónico,  pasean sus cuerpos caducos embutidas en tejidos elásticos de colores llamativos que haría palidecer a una drag queen, parapetadas tras enormes gafas tipo soldador que ocultan arrugas y bolsas mal disimuladas por maquillajes que prometen milagros casi divinos.

Olviden todo lo que aprendieron respecto a las etapas de la vida. Olviden que después de la infancia viene la juventud, después la madurez y tras esta la ancianidad. Hagan hueco a una nueva etapa entre la madurez y la ancianidad, porque las "Forever Young", ya están aquí. Y vienen pisando fuerte con sus zapatos de plataforma, dispuestas a dejarse sus arrugas y su dignidad en el intento.